ín. Preparaba mis chilaquiles favoritos, los que, según él, curaban cualquier malestar matutino. Su actuación era impecable
diálogo no dejaban de aparecer, una
mor. Aquí, cumpliendo con mi papel de esposo
tá más preocupada por sus náuseas que por cualquier otra
tas. Ya no había duda, no estaba loca. Esta extraña habilidad, este teatro privado que se representaba
evista, una chica menuda, de ojos grandes y una sonrisa tímida. Parecía humilde, casi asustadiza. Habló
r del mejor", me dijo, con una sincer
s joven de mí misma: trabajadora, dedicada, dispues
por una confianza depredadora. Se movía por la cocina como si fuera su territorio. Vi cómo le rozaba el brazo a Mateo mientras
, pero para mí, con el guion de su telenovela privada
Mateo en la cocina dur
o tiempo con Camila", dije, trat
na risa dema
nseñando todo lo que sé. Es una chica talentosa, con m
labra me supo a
apareció, dirigida a ella, que estaba al
¿Oyes eso, reina? Somos "h
dedicó una sonrisita cómplice
un susurro. "Pero la gente podría ha
s hombros. Su mirada era intensa, supli
tengo con la presión del restaurante. Eres mi esposa, la mad
sión me mostraba la cruda verdad. Mientras me abrazaba, miró por encima de
poniendo celosa. Tendremos que ser más discreto
alabras me habían convencido. Yo sabía que acababa de confirmar mis peores temores. La
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