e el teléfono de Ricardo antes de cortar la comunicación diez minutos d
, inmóvil, como una estatua tallada en granito. El silencio en la sala era tan denso que se
mo si hubiera recibido una descarga eléctrica. Sofía le
da. En su lugar, se escuchó un son
Tengo miedo! ¡Ayú
ror. Un sollozo desesperado, un grito de auxilio que
con lágrimas corriendo por sus mejillas. "¡Estoy aquí
álica, interrumpiendo el llanto del niño. "Tu
o pecho era una brasa ardiente. Pero su rostro no cambió. Se obligó a mantenerse fría, a recordar por qué esta
dijo Sofía, su voz sonando hueca
se acercó, le arrebató el teléfono a Ricardo
fantasma. El color había desaparecido de
cer?" , balbuceó. "Era Mi
ica. Casi se arrodilló. "Sofía, por el amor de Dios, recapaci
s ojos. "¡No te atrevas a decir que es por mi culpa, Ricardo! ¡Tú eres el que nos puso e
rante meses. "Cuando ese dinero salió de nuestra cuenta, tú sentenciast
se hacia adelante y hacia atrás. "No, no, no... Yo n
de ser un buen padre, pero a la hora de la verdad, eres un cobarde egoísta. Sacrif
mocos, una imagen patética de desesperación.
ue le había creído, todas las mentiras que había perdonado, todas las humillaciones que había soportado en silencio. Todo ese dol
, dijo ella con frial
zna de esperanza. Sacó su propio teléfono con manos tem
voz temblorosa. "Ellos nos ayudarán. Ti
iente fase de su plan estaba a punto de comenzar. Mientras Ricardo hablaba con su madre, con la voz que
empacar ropa para ella y para Miguel. Un par de cambios, artículos de aseo, los