caban un poco de la atención que él generaba, siguieron a Sofía en sus motos, transmitiendo en vivo desde diferentes ángulos. La caminata de rodilla
epentimiento!", "¡Eso te pasa por zorra!". Sofía avanzaba a través de un corredor de odio y burla, cada centímetro de piel de sus rodillas se desgarraba, dejand
e convirtieron en un ruido de fondo, un zumbido lejano. Su mente estaba fija en su propósito, cada herida era una ofrenda, cada insulto un sacrificio. Estaba vaciándose de todo
detuvo. Sus jeans estaban destrozados en las rodillas, y la carne viva estaba cubierta de mugre y san
a hacia la imponente iglesia y susurró una oración que no era para Ximena, ni para Marc, sino para la fuerza que la guiaba. "Estoy aquí", murm
isión desde una enorme pantalla. Ximen
amigos de Marc a través de una llamada.
cla de triunfo y algo más, algo que no podía nombrar
ulancia?", preguntó
nte la vea", ordenó Marc, pero su v
do su silencio. "¿No estás feliz? Hicimos histo
en que no quiero que se muera, arruinaría la diversión". Se levantó y caminó ha
nfermeras limpiaron sus heridas con expresiones de horror y compasión. Le administraron analgésicos y la de
ra Ximena, con unas enormes gafas de sol y un pañuelo
neno en la voz, asegurándose de que nadie m
nte, la droga la tenía atont
ontinuó Ximena, inclinándose sobre ella. "Él es mío, siempre lo será
miró sin
sionado por el odio. De repente, su expresión cambió, vio a una enfermera ac
ando!", chilló, rasguñándose
ió hacia ellas. "
ena, mostrando los arañazos rojos
escena con una claridad repentina, la t
stado de Sofía, carcomido por esa extraña inquietud. Al ver a Ximena llorand
cia la camilla de Sofía. No escuchó explicaciones, no
ó y, sin pensarlo dos veces, la bajó con fuerza, una bofetada resonó en el silencioso pasillo del hospital. La cabeza de Sofía se giró violentamente