bajo como activista, sino por la humillación más pública que una persona podría soportar. Marco Antonio "Marc" Solís, su exnovio y uno de los influen
hablando cerca de un productor importante, el video estaba manipulado para que pareciera que le
n dinero y fama", "Mira esa cara de desesperada, qué asco". Miles de seguidores de Marc, sus "leones", como él los llamaba, se lanzaron a las redes de
pidiéndole que demandara a Marc, que lo expusiera por lo que era, un mentiroso y un manipulador. Pero Sofía no contestaba, miraba l
cer a Marc. Esto era parte del proceso, un dolor necesario para alcanzar un estado que nadie a su alrededor podía comprender. No buscaba justicia terrenal, su objetivo era mucho más elevado, este sufrimiento era el combustible
Sofía respiró hondo y aceptó. La cara sonriente y arrogante de Marc lle
de tus cinco minutos de fama?"
jo nada, so
vamos a jugar un poco, para que todos vean lo 'arrepentida' que estás, quiero que vayas ahora mismo a esa cafetería de especialidad que t
nsultado, colgado. Pero Sofía, con esa c
dijo con voz clar
apidez con la que ella aceptó. Esperaba ruegos, llanto, no
para que mis leones vean tu peregrinaje", añadió. Colgó la
la calle, la gente la reconocía, algunos la señalaban, otros se reían en voz b
verdad le vas a seguir el juego
acer", respondió Sofía,
ncha de burlas, "La perrita va por el café de su amo", "Qué humillación, no tiene dignidad", "Por un poco de atención hace lo que sea"
cho, la humillación no era
o en algo mejor, algo más... simbólico, quiero que camines descalza desde donde estás hasta la fuente
ios explotaron con una mezcla de horror y fascinación morbosa. Sus amigos
, se quitó los zapatos y los dejó en la banqueta. El primer contacto de sus pies con el concreto áspero le envi
mente, pero seguía apuntando al frente. El dolor físico era intenso, pero para Sofía, era una purificación, un fuego que quemaba las últimas atadu
te. Se detuvo, exhausta, mirando el agua de la fuente. Había cumplido. Justo en ese momento, un auto de lujo se detuvo
de arriba abajo
o a Marc, con una voz falsamente compa
to a Sofía y sus pies heridos, se
Marc, lo suficientemente alto para que Sofía l
nea se reían de su dolor y su aparente estupidez. La recompensa por su sufrimiento había sido entregada a otra, la humillación era total, pero en