Sofía Rojas cerraba el trato más importante para su nueva colección de alta costura, lo
con el teléfono en la m
, es sobre el
, escuchó los detalles del accidente en una autopista rem
, preguntó, su voz t
ñora, pero está estable, parece que u
nte, su mente ya trab
e, cancela mis c
onte de la Ciudad de México, no sentía angustia ni preocupación por Alejandro, su matrimonio no se basaba en el amor, sino en una alianz
y el accidente no era una tragedia personal, era una crisis
nguaje que su padre le h
smo que había construido un imperio desde cer
es una necesidad, el amor te hace vul
románticos de la juventud y se había dedicado en cuerpo y alma a labrarse un nombre en el despiadado mun
ara presentar sus colecciones, cada éxito, cada portada de revista, cada elogio de la crítica era un ladrillo más en la
Alejandro estaba en una habitación privada, pálido y con un brazo enyesado, pero lo
n ropas coloridas y artesanales, tenía una mirada intensa y salvaje
dijo Alejandro, su voz débil, "el
a de respeto o deferencia, su mirada era una
l, "el destino nos ha unido de una forma muy especial, Alejandro y yo
o por dentro, una alarma sonó con estridencia, no era celos lo que sentí
Pérez", dijo Sofía, enfatizando el apellido formal, "nos encarg
Xochitl fue co
tual, en mi mundo, cuando salvas a un hombre, te pertene
mística de su salvadora, no dijo nada, simplemente m
a el accidente de Alejandro, la verdadera crisis era est
en esas pocas horas de vulnerabilidad, no era amor, Sofía lo sabía, era oportunismo en su forma más pura y primitiva, Xochitl no
na palabra más, necesitaba pensar, necesitaba una estrategi
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