ía por la habitación como un torbellino, preparando su maleta para su viaje a Monterrey
bía dejado en la mesita de noche, empezó a so
mis manos se movieron por su cuenta. Tomé el telé
iosa? Anoche me dejaste con ganas de más. ¿Lista para nuestro viaje a la playa? Monterrey
ua corriendo en la ducha y el latid
tás ahí?", i
lg
no era una sospecha, era una certeza brutal y absoluta.
or se transformaron en una determinación fría. Ya
a en una toalla y con el pelo mojado
jor, mi amor?", pr
que he decidido acompañarte. Iré contigo a ese evento de la re
nte, un parpadeo de pánico en sus
demás, es un evento aburrido, pura gente d
me la camisa. "Quiero ir. Es nuestro aniversa
as. Vi cómo su mente trabajaba a tod
almente, con una sonrisa forza
es que le acababa de regalar. Lo tocaba constantemente, un gesto que antes me habría parecido
rota. La madera estaba astillada, como si alguien la hubiera pateado con fuerza. Recordé que a
ella, como siempre. Al hacerlo, vi algo brillando en el tapete del co
í y se l
e de tu hermano. Debió hab
palid
Sí, mi amiga Ana. La llevé el otro día y se le debe
un arete así ni en un millón de años. Sofía ni siquiera
tima moda. Apenas entramos, vi a Diego. Estaba en un rincón, riendo a carcajadas con una modelo
cos alrededor de la copa. No estaba celosa por amor, lo vi en sus ojos. Estaba celosa porque su juguete estaba jugando con otra p
e todo, un espectador en la