o distorsionado de mi rostro en el ac
aba hasta los huesos, no por elan sobre "sujetos con dones" y "procedimie
ofía, era u
il que eligió el "don de la humildad", mientras Isabella, mi he
de oro, casada con Mateo, un homb
una espada de doble filo: at
juelas, la denunciaron
rada en un laborator
sin sentimiento, un escá
n el mismo infierno, exper
búsqueda, encontró mi "do
icó, una agonía que
timo pensamiento amargo:
idad me
eó mis párpados. Pa
ecido. El frío laborat
de la infancia, la que
mi madre, Elena,
ahora mismo! ¡Tengo algo m
esa frase. Era el día. El día en que
escente, mi rostro sin las mar
iva. Hab
ra me invadió. Esta ve