aje, la poderosa familia Salazar, para conver
os cimientos de su imperio, creyendo que construíamos
ón: Mateo entró oliendo al perfume de otra mujer, su asistente
ue yo le mostrara una foto de él y su amante, unida a la
eble", e incluso defendió a Isabel p
de esmeraldas que era una reliquia Salazar, un regalo de mi abuela, y casi con org
abandoné mis sueños, convertirme en un fantasma en mi propia casa? ¿Por qué me trat
," le dije. "Y te juro, Mateo Hewitt, que te dejaré sin absolutamente nada." La ver