siempre eran una mala señal e
n cerca de la estación de servicio, creyendo qu
pensar que no
tecto Vargas
a misma
a, Daniela. Siempr
so, Mateo. Y Daniela, la joven a la que apoyábamos e
ina, ignorando la p
punto de enviar un plato de mole de
ije con voz fir
o se so
falta el toque de sal de gusano. Los detalles
do, y corrigió el pla
nía sentido. Un fuerte contraste con el caos qu
na para revisar las cuentas, m
un evento para el que mi restaurante proveía el cate
ngas de inmediato al hotel. Un invit
ón dio u
ió? ¿Sabe
e necesitamos. Está en la suit
otas de alérgenos y salí corriendo. La re
ujoso hotel, el sonido de mis tacones ah
l ala de las suites, pasé jun
voz. La vo
la misma que usaba conmigo
ta femenina, ag
ontrajo. Era la
recorriendo mi espalda. La emergencia en
no pude controlar
peó con la fuerz
simplemen
cintura, la otra acariciaba su mejilla. Ella lo miraba con una adoración descarada, sus labios a centímetros
olvió denso, pesado. Solo podía escuchar
roto, cargado de una furia
demonios es