jando día y noche para ejecutar la visión grandiosa y ostentosa de
amor eterno". Veía a Alejandro mimar a Valeria, cumpliendo todos sus caprichos, exactamente c
en el lugar, supervisando los preparativos finales. El a
mo arreglo floral, todo se volvió negr
suelo, un par de braz
liaridad, un eco de seguridad me en
. Por primera y fugaz vez desde el accide
voz teñida de una urgencia qu
nfocaron y me di cuenta de quién e
e, poniéndome de pie y tambal
reemplazada por su habitual frialdad. Dio
quie
gó, radiante y fresca, sost
o! Sofía, ven a ayu
ue habían preparado. Abrió la
con un modisto exclusivo. Un vestido de encaje delicado, con peque
me costaba respirar. Mis uñas se clavaron en las
orreos electrónicos. Dijo que era un diseño encargado para una 'vieja amiga'. Pero pe
pejo, admirando su refl
hacia mí, su voz
y ajústame el bajo.
é paralizada. Pedirme que me arrodillara ante ella, vestida con mi vest
oy costurer
que todo sea perfecto. Y si la novia necesita que le ajustes el vestido, lo haces. O tal vez", añadió, su voz bajando a un
a que no era una amenaza vacía. Con una sola llamada, A
o con tanta fuerza que probé el sabor metálico de la sangre. Era
lé en el s
encaje del vestido. Mis dedos rozaron los borda
ta y mis ojos se encontraron con los de Valeria
era baja pero clara, cada palabra carg
z. Pero tenga cuidado. A veces, las cosas