e gustaba que lo tra
inco años, me enc
o perverso que alimentaba un
parecía en las portadas de las revistas de negocios, se
adora de moda que salió de
esperar, a ganarse mi afec
ercía, un control que le era negado
oderosa, la unión perfecta de la belleza
ra dinámica era la de
yo creía tener perf
néfica anual del Museo de
perfume caro de las mujeres y
ue se pegaba a mi cuerpo y que había hecho que Alejandr
ipal de la noch
esmeraldas que me robó el alien
s esmeralda
meraldas de
tuvo que vender cuando mi padre
fantasma de mi pasado, un símbolo de todo lo que habíam
ído, mi voz un murmullo ape
r... era de
s recorriendo mi cara, y lu
y calculadora se d
h, s
zón latiéndome con
joya. Era mi histor
asta c
mente. Cien mil. Doscie
ción, sabiendo que est
Alejandro resonó en el
llón de
sala. Nadie se atrevió a co
rtill
señor Alejan
is ojos llenos de l
suya bajo la mesa, a
estos juegos de poder, y por primera v
Este era e
un juego. Que quería mi pasado, mi h
uestra relación s
seo le entregó la
l murmullo de la multitud se
reparándome para levantarme, para unirm
do con carisma, "he adquirido esta magnífica pie
hinchó de or
uevo comienzo. Un sí
sin dejar
a la mujer que ha capturado mi
ía. Este era el momento que había
es, su mira
beza y se posó en alguie
ente,
de inocencia ensayada, estaba
con una cara fresca y unos oj
ella, pasando a mi la
uela y, ante la mirada atónita de toda la alta socie
a mi familia por generaciones, brilla
para mí sonaba como un
e había he
no que se extendía por mis
públicamente, usando el símbolo más sagrad
ído, y luego me lanzó una mirada fugaz,
ercó a mí, su rostro una m
mo si estuviera reprendiendo a
co años, no vi al hombre que amab
un mo
etí, mi voz tembloros
nsé que lo entenderías. Pero no te preocupes, nuestro acue
olpeó con la fuer
n la sombra, mientras él construía una vida res
rga escapó d
da palabra con desprecio. "¿Crees qu
ro se e
, Sofía. Esto es lo
cerca. "Me acabas de humillar frente a toda esta gente, usando la joya de mi abuela para ped
ó. Odiaba que usara e
a la
uerza nacía de las cenizas de mi corazón roto. "Se acabó, Al
a él, mi voz un
Pero te advierto, a esta parece que le g
n la espalda recta
a un infierno, pero también era
uché su voz detrás de mí, llena de una
lverás! ¡Siem
e de
me
lo hacía, m
certeza absoluta, que Alej
, no iba
, mi dignidad y todo lo
ra del día en que decidió que yo era