sado, casi tanto como los tres años de mi vida
a de caoba pulida, yacía
quiera se había dignado a aparecer. En su lugar, envió a su abogado, un hom
tan solo firma aquí, t
os temblaron un poco, no de tristeza, sino de
bogado de
toda la felicidad de
ía perfectamente que Paulina, la princesa de la al
Un nombre que sentía
apel, una carga que ni siquiera sabía que lle
a para ser su musa, su mánager no oficial, su apoyo incondicional. organicé sus giras, manejé su
era suficiente. Que necesitaba a alguien como Paulina a su l
scutimos, sus palabras cortando más que cualquier traición. "Y
xico me golpeó la cara. Por primera vez en meses
o y llamé a mi m
oficialmente una
iga! ¿Cómo
, y era la verdad más pura que había dicho
r," respondió Carla, su voz llena
, uno que Alejandro siempre odió porque decía que era "d
andro siempre quiso entrar pero que nunca pudo. Las luces de neón parpadeab
en un rincón, caminé
le dije al barman, sacando mi tarjeta de crédi
ó una ceja, pero
miró, imp
ey. A la mierda c
té mi
s audible sobre la música, "y por no volver a p
án frío y burbujeante, un