a, intentando respirar, mientras el mundo a mi alrededor se convertía en un borrón de luces y
el aire frío de la noche pegado a mi piel sudorosa. Me tomó casi
ente, recibí un m
stá en la cuenta. Ya programaron la cirugía de m
n monstruo, sí, pero un monstruo con un retorcido código de honor. Pagó el precio
lo único que me mantenía en pie. Sus pequeños avances eran mis victorias. Ya no tosía tanto, había emp
tando un poco de leche para él cuand
ón dio u
lo había visto desde la noche del restaurante. Su presen
" , le pregunté, m
. Caminó hacia el estudio, su estudio, y e
uido, salió de mi habitación y se frotó
mirada se posó en el gato co
es esa
to. Se lla
imal sarnoso en mi casa?" , su voz sub
l gato, como si
xtendiendo los brazos para
trevas a
ciliadora, la que evitaba el conflicto. Pero ver su crueldad dirigida a
eció que iba a discutir, a gritar. Pero luego su expresión c
ondescendiente. "¿Estás bien? Te ves pálida. La
palabras era tan desc
aste? Me deja
i fuera lo más lógico del mundo. "Se asustó mucho. Pens
orme de daños para su nueva dueña. Tenía que asegurarse de que la loca
ilencio helado. "Me pidió que viniera a ver cómo estabas
o era una tarea en su lista de pendientes, un prob
voz plana, sin emoción. "Estoy bien. Y ahora,
pero la cerró. Tomó su caja y, sin una palabra más, salió por la puer