casados, y hacía más de un
enua, había llegado a amarlo. Él era el Señor Protector, el guerrero más poderoso, y yo, Elara, la por
arte de su tiempo en su residencia privada, la Villa Alondra, alegando que necesitaba soledad para meditar y controlar su inm
o, un día que solo yo parecía recordar. Decidí hacer algo, romper la rutina. Preparé
risa seca y contenida de Kael, era una risa alegre, mezclada con la de una mujer. Una punz
des ventanas, buscando un án
mi mundo
una pasión que yo jamás había conocido. La sostenía con una ternura que nunca me había dedicado. La mu
cualquier invierno. Me quedé paralizada, inca
de una casa menor que Kael me había presentado hacía décadas como una "vieja amiga de la infancia". Una m
hasta mí, cla
cho esta noche. Creo que quiere
ina y llena de amor que yo solo
o. Con el Corazón de Fénix que le daremos
ix? Las palabras eran un galimatía
currucó c
e Elara te lo dará?
ruel, un sonido que m
esperará un poco más por su propia destrucción. Le diremos que es para un ritual de fortalecimiento del reino, y e
ón de Fénix. Me llevé una mano al corazón, jadeando, y sentí que mi poder parpadeaba, como una vela en
alir de la propiedad, mis ojos se posaron en la pl
on
y
de meditación. Siempre fue el
a humillación, la ira, el dolor, todo se arremolinó
fantasma. Horas después, Kael llegó. No se dio cue
"He estado pensando. El niño que adopté hace unos años, Elian
uérfano de guerra. El niño al que yo había cuidado, al qu
subió por
decir, mi voz un
grandes sacrificios por el reino. Está esperando un hijo. Para hon
tra. Cada palabra era u
bor metálico en la boca. Aparté la mano y la vi manchada de sangre, una sangre dorada y brillante, la esenc
, pero no por preocu
la ceremonia, quiero que le entregues a Lyra la C
der, el regalo que mi madre me dio en su lecho de muerte. Quería que se la
a oleada de tos me doblaba en dos, expulsando más de mi esencia vita