img La Heredera Vengada  /  Capítulo 2 | 25.00%
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Historia

Capítulo 2

Palabras:1026    |    Actualizado en: 04/07/2025

e un prólogo d

a pequeña casa de adobe

al menos eso decía

u belleza estaba marchita por

y una vida mejor, y la había abandonado tan pronto como su

nunca l

me peinaba con demasiada fuerza. "Tienes la sangre de los

s, su desesperación lleg

comercial más luj

stido bueno, uno que le q

ltitud, me subió a la bar

escompuesto por las lágrimas, "la tiro. Te juro por Dios que la

u brazo, mirando el suelo

cho, pero ente

Don Ricardo fue

no esperes nada para ti.

upe fue aún

l teléfono, su v

ecesita un nuevo juguete. Y a mí me vendrá bien tener a alg

egué al rancho

ino como un juguete

bajar del destartal

con un vestido rosa lleno de

, con sus grandes ojos

con la piel tostada por

guntó a su madre, arrugando la nar

adalupe

ana, mi amor. E

n, una sonrisa que

ces puede ju

en soltar a sus d

jadas mientras yo corría por mi vida,

ron antes de que los

porche, con un vaso de tequila en

mi bie

dí rá

ir, tenía que

abiertos para ver qué se necesi

enciosa, no moles

Juan, un joven peón que se compadeció de

mi único amigo, mi

ña Guadalupe, las crueldades de So

veía un reflejo

mi estatus llegó cuando Do

que la tuvo en ca

s gérmenes, se negaba a

a demasiado ocupa

en se qued

y no

le daba sus medicinas, le leía la

no cuando tenía f

acía po

por est

uperó, algo en su mirada

í, pero ahora había una

rado a mi presenc

dijo un día, con voz todavía débil

victoria, pero f

sirvienta" a "acomp

pero comía la mism

junto al de ella, no en el

staba f

si fuera de la familia!

una dureza que me sorprendió. "Elena me cuidó cuan

isis estalló un

arenta y tantos años, qu

ro, dijeron

, fue una

piendo un jarrón carísimo. "¡Yo soy la únic

virtió en un c

e Sofía eran

recía genuinamente feliz con la

e todo, seguía j

sa, que cuidaba a Doña

náuseas, le masajeaba los pies hinc

enía una correspondencia

chero tequilero, el promet

gocios, como tod

te vida, exagerando las crueldades de

as de consuelo que, en ese

ngarme de Sofía era, en realidad, parte d

ancia, sentía que estaba moviendo

emente el momento

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