a de mi boda, como si el universo co
n respiro, un último momento como Sofía a
ontré: Ricardo, mi prometido, besando apasiona
robó el aliento, tiñendo mi pureza nupcia
ron, su sonrisa cínic
conveniente", y Camila, con voz dulzona, lo justificó
mariposa, el primer regalo que Ricardo me hizo, brillaba en
ona" , les espeté, el
as, Ricardo aún la eligió a ella, llevándole rosas y croissants de
mplice era tan clara como s
rror, sino un plan, una manipulación:
ndo añicos su reputación, mientras mis padres
a otro continente, escenificando
ncié su acoso a la policía, me despidí de
restos de su traición, la única promesa