iría fácilmente, su ego era demasiado grande para aceptar un "no" como respuesta. Unos dí
ando los sensores del Oráculo. Sofía lo seguía como una s
", dijo Ricardo, su voz car
eñor Montemayor", respondió ella
el Oráculo... fue un error del sistema. Un fallo técnico. L
e errores", replicó
oz temblorosa y llena
ado. No duerme, apenas come. Todo por esta... esta tontería. É
mirarla. La miró directamente a
la primera vez
r a Sofía. Esperaba una reacción de cel
que todos estemos en
a estantería de herramientas delicadas. Una pequeña pieza de metal cayó y le rozó el b
ndo al suelo. "Mi b
ación digna
rasguño con una preocupación desmedida. Luego, se levantó y su rost
vocas con tu ter
u mejilla. La bofetada fue tan fuerte que la cabeza de Ximena se giró brusc
la había destruido emocional y financieramente, pero nunca le había
no había miedo, solo una calma gélida, una determinación que pareció desconcertarlo más que cualquier grito. Lo estaba me
un instante, una expresión de shock cruzó su rostro. Per
aunque su voz carecía de
, como si fuera una muñeca de porcel
amor. Este lu
ró, dejándola so
roja en su mejilla era vívida. Se tocó el labio par
teza. No sinti
a rabia f
Era una declaración de guerra. Y él a
ni un solo temblor. Cada movimiento era deliberado, calculado. El dolor fís
u amor. En esta vida, se aseguraría de que
fono y llamó
Necesito verte. Y necesito que aceptes mi propuesta.
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