urgencia que me heló la
directa, sin rodeos, cada palabra c
complicado, el tumor está presionando una arter
ono, mis nudillos
" , pregunté, aunque
el costo de la cirugía es elevado y necesitamos un de
horros. Colgué el teléfono sintiendo cómo el pánico me subía por la garganta, mi madre, mi fuerte y talentos
ce diez años, el exitoso empresario dueño de "Tequila Imperial", el h
o de cristal y acero que gritaba poder y dinero. Cada semáforo en rojo au
fui recibida por una recepcioni
do Cervantes" , dije, tratan
ne una
novia,
lástima y desdén antes de llamar a su ofici
eunión muy importante, su asistent
na puerta lateral, alta, impecable en su traje s
ldad cortante. "Ricardo está extremadamen
cesito hablar con él, es sobre
final, la desesperac
no era el de alguien que espanta a un animal molesto. "¿Por qu
cia los sofás de piel de la zona de es
llamadas importantes. El sol de la tarde se convirtió en la luz artificial de la oficina, mi t
cardo, por favor, es urgente", "Mi mamá te nece
encia de Ricardo. Él sabía que yo nunca lo molestaría en el trabajo
rse y la noche caía sobre la ciudad, mi teléfon
uvo. Contesté con
doctor, ahora llena de
que pudimos... su madre... lo siento
nal. El mundo se silenció, los sonidos de la oficina se desvanecieron en un zumbido sordo.
o con un par de socios, palmeándoles la espalda. Me vio sentada allí, co
ofía? ¿Qué pasa? H
blaban, pero mi voz salió f
adre m
segundo, su cerebro de negocios ta
lo... lo sie
formalidad. No había dolor en sus ojos
da, al hombre por el que había sacrificado tanto, y no sen
con una calma que me sorpren
sin mirar atrás, dejando atrás diez años