iejo y papel, me recordaba una vida dedicada a desenterrar verdad
gura prehispánica que él mismo había marcado como la causa de su fin. La policía lo llamó un robo fallido. Yo sabía q
nueva colección. Al enterarme, la rabia me consumió, acusándola de cómplice, y ella, con un desprecio escalofriante, me advirtió: "Tu padre era un idiota entrometido qu
pronunciar tales palabras, cómo pud
amada que destrozó mi mundo: Sofía, mi hermana, muerta. No fue un accid