fuerte chapoteo resonó cuando algo cayó
de agua fría la alcanzó sin previo aviso. Instantes despué
undible aroma de la sangre. Alguien había caído al río, y quienquiera que fuera, estaba he
n busc
itirnos perder ni
que salga c
sos apresurados se
nción de irse, pero una mano se aferró a su
o un extraño, con una voz tan baja que casi era un susurro. Su
en el camino de alguien por accidente. Si ese desconocido
asco, dejó caer una píldora en su palma y la des
escuchaban más cerca. Los destellos que
la se sumergió en las aguas de
la orilla, con ojos agudos y escrutadores. Sin embargo, la su
con las manos vacías, pues
año a la superficie, hasta la tierra firme. El agua helada le entumecía la pie
del hombre era constante, señal de que aún se afe
de pronto, el hombre se sacudió en una convulsió
us suaves manos sobre su nariz, y al perci
a inundó la escena. El rostro del extraño se volvió visib
aptó la atenció
movió de nuevo, y
la luz de la luna, se dio cuenta de que tenía
iba, con la esperanza de ver mejor el rostro de su salvadora, pero el cansanc
e pánico. Simplemente le me
sangre se acumulaba en la cintura del hombre, por culpa de una herida profunda, pero que no estaba destina
o para detener el sangrado. Sonrió traviesamente cuando terminó con s
illas más raras. Esper
cogió sus cosas, lista para irse, pero se d
alrededor de su cuello. La luz de la luna hizo que la gema carm
de pequeños tesoros inusuales", dijo, acercándosele y agarrando el colgante. "Me debe