nfectante y a muerte, una mezcla que
a, los días y las n
Ricardo Vargas, el nuevo genio culinario de
vida, estaba en ruinas, a medias de c
r él, p
ero no venía solo; a su lado, con una sonr
o si me echaran sal e
", preguntó Marco, co
uiera disimuló
rla, solo es una pérdida de tiempo.
el que m
un hilo, "mis recetas... el libr
vió la
blas? Estás delira
o!", insistí, inten
oltó una
leno de garabatos? Fue la inspiració
Marco, el hombre que amaba, se había al
ero y mi futuro, sino
ntar, las lágrimas mezcl
bros con una frialda
darme, Sofía. Fama, dinero... yo no nací para est
de forma errática. Mi cuerpo, ya deb
mos", dijo Ricardo, tir
on el eco de sus risas y el
tubo de
enía
e quedaba, me arranqué l
or se volvió un chi
solo una cosa: "Si tuvi
una luz bril
pulmones con una boca
s ojos
a en el
o, el sol de la mañana
anos, llen
a pared marcó la f
bamos a firmar el préstamo
ue mi infie
a vu
rga escapó d
a un
a oportunidad, y esta vez
eterminación que no sentía
hace tarde para ir al banco", l
y lo vi, sonrien
banco, Marco", a
De qué h
eño se acab
registro civil. Voy