ron a filtrarse en mi vida real como un veneno lento. En los pasillos de la facultad, sentía las miradas. Escuchaba susurros cuando pasaba.
efenderme, pero ¿cómo? ¿Cómo luchas contra un fanta
equeño grupo de seguidores que parecían alimentarse de su misma malicia. Ella no decía n
una chica de mi clase de
casi conspiradora. "Vi lo que
voz firme. "Es mi compañe
izo una mu
i la otra foto, la que está edi
re se c
¿Qué quieres deci
cuenta de que hab
nada. O
ntosa sospecha. ¿Había más? ¿Había llegado al punto
. Al día siguiente, vi a Valentina con su grupito cerca de los
do de mantener la calma.
un tipo con cara
¿Vienes a darnos una d
mbécil y mirando fijamente a Valentina. "Se llama difamaci
uso los ojo
Si no hicieras nada malo, no te preocupa
etorcida me
ces? ¡Estás esparciendo ment
ijo ella, haciéndose la inocente.
aba mirando su teléfono y sonriendo. De reojo, alcancé a ver mi cara. Pero
bia m
fono!", grité, abal
rebaté de las manos. Y ahí estaba. La prueba. Era un montaje burdo, pero efectivo.
a, sintiendo las lágrimas de furia qu
con fuerza, haciéndome tropezar. Caí al suelo y mi teléfono salió volando, la pantalla estrell
ahora, idiot
ia y humillación, ya era demasiado
lentina con una sonrisa cruel. "Solo
con curiosidad, otros con desprecio.
ando lo más rápido que pude hacia la salida. E
un hilo tembloroso. "Una foto pornográfic
la evidencia?", preguntó Camila
ron, rompí mi te
io del otro la
. "Está bien, Sofi. C
ómo puede s
persona que te diga algo. Anota la fecha, la hora, quién fue. Necesitamos un patrón de acoso. Y no te preocupes por la foto. Si l
odía salirse con la suya. Pero cada vez que me atacaba, me daba más munición. Ya
tamento, Valentina estaba ahí. M
, como si me perdonara
ribir. Fecha, hora, lugar, descripción del incidente. Cada detalle.