peles del alta de mi mamá, su voz, la de Mateo, sonó
hablaste co
no me gustaba nada, se
lir del hospital, no está par
oco de volumen. "Mi mamá necesita un riñón, el doctor dijo qu
cayó al suelo con un ruido seco, no podía creer lo que es
qué estás
stá vieja, no hace nada productivo, de todas formas. Mi mamá es diferen
a en que hablaba de mi madre, como si fuera un objeto desechable, un repuesto, me revolvió el estómago. Este era el hombre con el que
No te atrevas a volve
y de una profunda, amarga decepción, sentí una ná
nos documentos que Mateo me había pedido. Al abrir la guantera de su coche para sacar la póliza del seguro, mis ded
no
o ta
e negaba a aceptar. No era solo el encendedor, eran las llamadas misteriosas que colgaba cuando yo entraba a la habitacabezas formaban una imagen horrible,
abia inicial se había transformado en un dolor sordo, un vacío inmenso en el pecho. Recordé todos mis sacrificios, l
tros datos. Cada letra que tecleaba se sentía como un paso hacia la libertad, un paso
vibró de nu
da, autoritaria. "No hemos terminado de hablar del riñón. Es lo menos que
a más que ha
tu mamá yo mismo si es necesario, le ha
rofundo. La imagen del hombre que una vez amé se había h
vas a acerca
sagradable. "Sofía, no olvides
i espíritu. Pero por primera vez en mucho tiempo, sentí que podía empezar a recoger los pedazos. Ya no iba a permit