entina expresión de vulnerabilidad. Era una táctica que Ricardo había
y suplicante. Se acercó a él, intentando tomar sus manos, p
j fue un error de juicio, lo admito. Me dejé llevar
orzar una
a. Por favor, no dejes que algo ta
scuchó las palabras, pero ya no l
l, su voz sin inflexiones. "No se trata
urándose de que ella
ata de
confundida. "¿El pan?
panadería. Tú decorabas y yo horneaba. Y prometimos que ese lugar, ese olor a pan, siempre se
dolía, pero lo
e probar el pan especial, el que creé para ti en nuestro primer aniversario. Lo vi
que su traición no era solo emocional, sino
rdo,
egocios barato", continuó Ricardo, implacable. "Eso no es algo pequeño. Eso
e volvió pesado, denso
na advertencia. Una muy pequeña. Para que entiendas que mis sentimientos, nuestra
clavaron en
o a cualquier otra cosa por encima de lo que construimos, te juro, Sofía,
filada. No había ira en su voz, solo una certeza
enos de lágrimas que, por primera vez
ella. "Lo prometo. Mantendré m
mesa, pero sabía, con una certeza dolorosa, que el corazón de Sofía ya no le pertenecía. Podía
ó. Llegaba a casa temprano. Dejó de mencionar a Luis. Incluso una n
a, un intento desesperado de recrea
ó a la mesa y c
ó ella, con una ansieda
o el sabor de la comida se mez
parche sobre un abismo. Podía ver el esfuerzo, pero también sentía la falsedad. Er
que la promesa de Sofía era frágil. Y que él