la situación se
ivo de madera a treinta pasos, cuando Javier irrumpe en el campo de entrenamie
oz resonando con una aut
a navaja. Se clava justo
ieres, J
acercándose. "El que mi padre te reg
gua, se dice que protege al portador
ué iba a
ebre, los médicos no saben qué tiene. Dice que es magi
o? ¿Por qué malgastarí
ue fuiste tú! ¡Dámelo!
lemente, cogien
e a mí, su mano se cierra como un torniquete en m
cho que me
ento un crujido y un dolor blanco y cegador me rec
armas que hay a mi lado, enviando cuch
uge, su rostro a centímetros del m
tante, una sombra
la mano encima a mi
vibra con una amenaza mortal. Ha aparecid
gira para enfrentarse a Mateo, q
asunto tuy
, responde Mateo. "
o. Los guerreros Montoya y los herreros Heredia, que estaban observando, ah
a a Mateo
toya se casaría con un sucio Heredia? Solo te está us
Mateo, el dolor en mi bra
as acusado de brujería, me has agredido y has calumniado a mi prometido. Lárgate
le. Todavía no entiende
rida de nadie", le recuerdo, mi voz llena de d
o, y una sonrisa burlona
se la vuelta y marcharse, con la