sus palabras rebotando en mi cabeza mien
Sofía, de la que esperaba u
el que él llamó mi "refugio para el arte", ahogándome e
se abrió a un p
edazos, sino el Máximo de 18, mi Máximo de Guanajuato, mirándome con sus o
a explicarle que su futuro era e
petrolero rico, diciéndole que ya no lo ama
ogada: Máximo no solo me había engañado, sino que planeaba que cria
n Máximo prometía "matar" a quien me había h
el pasado, se encontraron, listos para un choque que re