e sentía pesado, cargado con el perfume caro
, un acuerdo de separación, y me l
enes que
atros y hechizaba a miles, ahor
... cosas. Lo llaman un 'rompehogares'. Su carrera ape
or más de una década, la mujer por la que había pausado mi propia
a narrativa donde yo era el infiel, el que se iba, para
do me recorrió. Es
sadilla. Luciana, manipulada por el llanto de Leon, me acusó públicamente de ser un maltratador y un alcohólico. Mi re
ientras ella seguía de gira,
renacido. Justo
illación de esa vida pasada
bría gritos. No
to al acuerdo. El peso se sentía
egunté con una calm
a. "Aquí... y aquí. Iván, sé que es mucho pedir, pero e
accidente de coche protegiéndote de un ac
cados. Mi caligrafía fue f
acuerdo de vue
stá h
n sus ojos. "Gracias, Iván. De verdad... no sabes cuánto signif
ndí, levantándome de la sill
, dijo ella
vez, el amor que una vez sentí
de mi vida.
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