del año. Máximo siempre me pedía que estuviera a su lado, presentándom
mbargo, el ambie
con su traje a medida. Me sonrió,
No solo celebramos otro año de éxito, sino que también damos
mí. Por un segundo, pensé que iba a a
sacó mi infor
asha Ramírez", dijo, su voz resonando en el silencios
por la sala. Todos los ojos estaban sobre mí, llenos de burla. La rest
zo algo que congeló l
os, rompió el informe en dos, y luego en cuat
ue Sasha tiene un talento tan excepcional que, a par
aplauso atronador liderado por mis propios her
lágrimas de falsa modestia e
ado que su juicio parece estar nublado por asuntos personales, será reasig
ladas. Eran abiertas, crueles. Sentí el peso de cient
le a Sasha, su mano posesivamente en su cintura. Eran la parej
a vergüenza que finalmente h
naba por el pasillo, me quité las gafas y las guardé en el bolsi
ana dócil y enamorada habí
era del imperio Salazar. Y l