y caballos. Era la primera vez que aparecía en público con Máximo. La gente nos mira
ja de verdad,» oí
tir algo por alguien que no sea ella
cómo no, estaba causando problemas, asustando a un caballo con su risa estri
, con los ojos desorbitados por el miedo,
Estaba a pocos metros. Nuestros ojos se encontraron. Vi la duda en
de los Salazar, o proteger
ó a S
ejándome a mí sola fren
. Cerré los ojos, e
deaban y me levantaban del suelo, apartándome justo a tiemp
sujetaba con fuerza, su cuerpo era un escudo prote
Su voz era grav
demasiado conmoci
brazos de Iván, Sasha me l
que sentía por Iván se convirtió en cenizas
de la finca. Las voces me llegaron desde la terraza. Eran Iván y Sas
z despojada de toda dulzura. «Si ese m
buelo está viejo. Una vez que nos casemos, los Salazar serán nuestros. Solo tengo
guntó Sasha. «Hoy te
ará,» dijo Iván con desdén. «Pronto se da
a palabra era una confirmación, un
e rabia y alivio corrían por mis mejillas. Alivio porq