iernas, el miedo. Y recordé a Javier, sentado junto a mi
, aunque no podamos tener hijos,
hipó
oró. Don Alejandro decidió que Isab
ipal," anunció en el desayuno. "Sofía,
se opusiera. Pero él solo b
al, Sofía," sus
de ira contenida. "¿Hasta cuándo, Javier
. Su silencio f
Mis vestidos, mis zapatos de baile, mis recuerdos. Isabel observ
é, me detuve
je con una calma que no sentía. "E
lideció
qué habl
, cerrando la puerta detrás de mí
tenía a dónde ir, así que conduje sin rumbo
elve. No haga
desprecio absoluto. No respondí. Apagué el t
mundo exterior. Me sentía sola, vacía. Pero ta