un mar que ya me había arreb
e Andalucía durante cuatro largos años, viviendo una v
ara las medicinas de mi hijo enfermo de talasemia,
contré la tragedia: una ola gigante se había llevado a Car
prochándome mi inutilidad y elogian
sarse con "la viuda de un compañe
n destrozado, me tiré al
nces, abr
rmen tosía débilmente y Mateo, aún co
iva. Hab
antes de q
do negro, no
nfrentaré y recupera