os. La oscuridad era total, salvo por los faros de mi coche. En el silencio, los
ido a leer sus ojos como un marinero lee el cielo. Un brillo vidrioso signific
us ojos esta
ena?", preguntó,
en casa...", e
suelo. El sabor metálico de la sangre llenó mi boca. Aprendí a no llorar, porque las lágr
detrás de sus palabras borrachas, anticipando su próximo movimiento para poder sobreviv
dre no era. Era amable, sonriente y me miraba como si yo fuera la única per
Sofía", me dijo una vez, después de que yo le advi
a una pequeña finca con viñedos viejos y descuidados. Yo vi su potencial. Le hablé de las variedades de uva, d
Yo creaba los vinos, él los vendía. Funcionó. Ganamos premios. Nos hicim
ue reemplazada por la ambición, luego por la codicia, y finalmente, esta
el monstruo. Y la habilidad que había desarrollado para sob
absoluto. Ya no había lágrimas. Solo una calma gélida, una resolución de acero. Él hab