el móvil vibró.
cia recibi
torio, mirando sus redes
rqué a ella y le puse 500 eur
levantando una ceja
lde que pude fingir. «Por ayudarme. De
La codicia era fácil
», dijo, aunque sus dedos
u cama, adoptando una pos
lá en mi pueblo la gente supiera de
i una idea brillante a
go más clientes... ¿me darías
r lo que pensaba: la paleta, la
fec
e traigas, te llevas un diez por cien
mucho los ojos. «¡Serías mi sal
omo si me estuviera haci
obra de caridad»,
una energía
fiestas del pueblo. ¡Voy a
la, yo ya no existía. Era solo una herramienta, una p
ta estaba a punto de desm
s 4.500 euros restantes
estaba e