reemplazado por el aire viciado de una reside
los
o, Carmen se pintaba los labios con un rojo chil
contando las telarañas?», dijo con su acen
n café, chica, no sé có
or el frío de la mañana gallega.
n la fuerza de una ola r
irmé sin leer. Las llamadas. Las amenazas. Los hombres que me esperaban a la salida de clase.
i p
vó en mi mente. Se había lanzado al mar, el mismo mar que le dio la
na en la mano y la cara de Carmen llena de s
aquí. Viva. Y co
esonaba en mi cabeza. En España, los préstamos con intereses abusivos son un deli
uego dentro de mí, pero lo apag
blorosa, tal com
familia me podría
, una sonrisa
Para eso esta
gí con manos que fingían
euros. Mi padre está enfer
era la carna
ndo de su poder. «Mañana tie
sa fue mía. Una qu
ara ella y para toda su familia. Y yo misma me