o de estudiantes, seguidores
uno de ellos, un chico corpulento que sie
s con Lucía y renuncies a tu pues
acosado a otros estudiantes, siempre a los más débiles. Isabel había planeado hablar con el
, con la voz más
nuevo, interponiénd
o como mi protectora. «¡La señorit
ueba definitiva de que Carmen me favorecía porque creía que y
, vieja bruja!», grit
je, intentando usar la autoridad.
Una sonrisa torcida se dib
«Pronto yo seré la dueña
y la apartaron. El chico corpulento me agarró del
rité, pero otro
grava. Las piedras se clavaba
manga y me mostró su brazo, cubierto de
es lo que tu supuesta madre me ha hecho durante años. Esto e
volcó por completo hacia ella. Yo
que Carmen había dejado caer. El met
acercando la punta afilada a mi mejilla. «
me heló
as. «¡TÚ ERES LA HIJA DE CARMEN!
armen gritó: «¡LUC
, la voz del decano
asando aquí?!
ud. Me levanté, temblando. Intenté acercarme al d
fía, a mi of
hacia el dec
ma, no es responsable. Me la llevaré a casa,
a tenido debilidad por las
eñalándola, «queda suspendida de sus
volvió
a la violencia, queda suspendida de
y la víctima
la investigación»
unfante. Abrazó
do mi madre, Isabel, vuelva, todo se a
a me quemaba
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