de Mateo fue una existencia opulenta, pero vacía, m
iña que crié, la nueva amante de Mateo, Valentina, me of
e corrió por mis piernas confirmó mi peor temor: me habían envenenado para provo
pió que una "mujer de pueblo" como yo nunca mereció su apellido ni d
de una deuda pagada, me levanté decidida a reconstruir mi vida en la tierra que me
tencia, empoderamiento y revelaciones que sacudiría