para pensar. T
na del crimen roto, confundido, nega
ta vez, yo caza
, le grité mientras subía a por las
ateo? ¡No estás bi
arranqué el motor y salí disp
ejé el coche mal aparcado y c
a réplica exacta
ada de un edificio. Sábanas blancas cubrían tres bultos en el suel
inspector de mi vida pasada, un h
legar y
utor de un delito de homicidio por imprudencia, om
e de arquitecto, fría y a
ector. Llevo toda la
uien desde la multitud.
riéndose a carcajadas
ero mi reacción era diferente. No había páni
do, abriéndose paso entre la gente. Su ca
pasado?", suplicó, mirándome
pector. "¿Es usted la
un joven de la multitud se ace
Lo grabé todo! ¡Para que
ubia a mi lado. Se reían, se besaban, y luego el impacto. El vídeo mostraba al conductor mirando po
rostro pasó de la confusión
utos antes me ofrecían con
u mano voló h
l aire, acallando a la
voz rota por el llanto y l
diéndose entre la gente que ahor