ndo a que su abogado terminara los trámites. Por las noches, soñaba con Alejandro. Soñaba con los primeros días, cuand
a llamó de
bien? Tu voz
papá. Solo un
Sofía. Sevilla t
papá. Muy
la vida ajetreada de Madrid.
n número desconocido. Era un vídeo. Du
ndro dormía en un sof
. mi I
l vídeo,
icial en la muñeca, o la primera edición de partituras que le regalé. Mira, hasta en s
loqueó el número sin respo
andro no dio señales de vida. Estaba de
mero diferente, Isabe
ndro y ella pasea
o banco favorito
do en un restau
mera cita. Qué romántico
do una expos
el impresionismo.
ra su historia, sus recuerdos. Ahora entendía la horrible verdad. Él solo estaba usando su c
apenas podía respirar. De
para esperarlo, sino p
egalado, los abanicos de nácar, los carteles de la Feria de Abril, sus vestidos de
alón, rodeada de cajas. La casa parecía extra
tó él, desconcertado. Su rostro mostraba ca
, respondió ella sin mirarlo.
de sus palabras. Se acercó y l
te gustaría tener una guitarra de es
mano buscando instin
a, apartándose bruscamente.
tro de Alejandro se co
tás enfadada porque no he estado aquí esto
no vio al marido devoto, sino a
a. Una de ellas, la más mayor, le di
Es un buen hombre. Siempre tan atent
do entero veía al buen hombre. Solo ella conocía