etando hasta que el aire se convirtió en u
rior, esa fue m
un odio que nunca entendí, culpándome por la
he re
al de autobuses de mi pueblo, en el mome
a la Ciudad de México, y de ahí, un vuelo a España. Una beca pr
s boletos y documentos en su mano, una
" dijo, su mandíbula tensa
. Le supliqué que subiéramos, que
se
, perdimos la beca,
te todavía frío en mi piel, solté
ije, mi voz tranquila, vac
do. "¿Qué dices, Sofía?
dí, mirándolo directamente a los ojos. "Tú pued
arpadeó en sus ojos, el mismo pá
a beca, se acercó, nervioso. "Chicos, el conductor dice
n tres empleos para mantenerlo, nos miraba de
tó Mateo, agarrándome del brazo con fuerza. "Tú y
ue no sabía que tenía, me solté de su ag
re, como tu prom
frecido a "cuidar" los papeles de todos, un gesto d
n una sonrisa falsa de disculpa en su rostro. Llevaba un vestido
apatos!" dijo, aferrándose al brazo de Mate
e, la leyenda del fútbol. Una mentira construida por el padre de Mateo, e
bús tocó la bocina, u
a!" gri
o neumático. El autobús comenzó a moverse
iraban desde las ventanas con
ngelados, viendo cómo su futur
go, sentí una
e mi venganza ac