ntiéndome vacía, pero
ra un dolor limpio, honesto. No c
a mansión se sen
do de lujos. Saqué los mantones de Manila, las
en grandes bo
que me recordar
e. Me encontró en el sal
ntó, confundido. "¿Una limpieza de
ra era i
solo tienes que pedirlas.
resp
ando por un mal momento. Pero ya verás, cuando nazc
oso devoto me rev
onó el teléfono de la c
familiar para darte la bienven
e miró, s
a una cena de bienvenida este
Alejandro", dije, mi
na. Tienes que estar allí.
. Quería lucirme frente a ella. Su trofeo. La
e, me trajo una
los ojos. "Es un collar que le gustaba. Dás
sajera. La humillación era
sión en la mesa era tan densa que
juntos. Su sonrisa se
"De parte de Alejandro"
caja. El colla
se lo puso. "Lo guardaré. Es demasiado
ar el rostro de Alej
fue un torbellino de
estas gambas, so
ino? Este es el
nte embarazada, no podía comer marisco crudo ni
uenta. O a nad