img Eloah: entre la vida y la muerte  /  Capítulo 1 El engaño | 14.29%
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Historia
Eloah: entre la vida y la muerte

Eloah: entre la vida y la muerte

Autor: EugeMD
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Capítulo 1 El engaño

Palabras:1391    |    Actualizado en: 13/06/2025

rd

a que te hacía sentir como si te estuviera lanza

ras la miraba de arriba abajo, más por costumbre que por verdader

ar su estilo. Porque, en menos d

nnecesaria, como si fuera a arrancarme del sofá por compl

garre y me quedé parada ahí, cruzando los brazos, aunque me sent

las manos en mis caderas-. Como si fuera por ese

o creyó ni p

mirada me recorrió de arriba abajo, como si fuera un proyecto de renovación en ruinas-. ¡Mí

instinto y me olí. ¡Oh, no

ije, tratando de sonar firme, aunque mi voz salió de lo más c

no iba a

r en el sofá con un desplante que habría sido divertido e

do, mi cerebro trataba de procesar esa p

leañ

siquiera sabía

la cabeza contra el respaldo del sofá.

reconozco, Cordelia. El imbécil de Ju

l estómago. Literalmente. Tuve que tr

en mi mente. Esa cara que alguna vez me hacía son

como si las palabras fueran veneno que necesitaba sacar

estiércol la garganta. No era solo la traición de Juan. Era Diego, mi hermano ge

a, en mi habitación, cogiendo como per

antes de metérselo a mi hermano por el trasero, me llenaba de a

a ni se

una vida... -respondió con una tranquilida

o se hi

? -bufé, llevándome

levantando un dedo acusador-. Te dije que J

. Opté por lo último y se lo lancé directo a la cara. Ella lo esquivó

o era. Pa

-dijo de pronto, con su tono casual-. Que ya

un escalofrío reco

e punta. Aunque, claro, después de años de hablar con ellos,

a mi alrededor-. Y encima de todo, tu casa es un desastre. Si algún día decid

seca, a medio camino entre la

me caer de nuevo en el sofá. Ella sonri

del suelo con dos dedos y lo

que ir a trabajar -dijo con un tono autorita

me hubiera habla

medio de una crisis existencial, Fernanda.

odó lo

que los muertos no van a embalsamarse solos. Ahor

os irnos ya -intenté, pero hasta

que decía: "ni lo intentes". Dio un

a vez no voy a tolerarlo. No voy a dejar que arrastres tu olor a pe

testé, aunque el rubor e

ndome hacia la puerta del baño-. Anda, métete a la ducha. No voy a mover

ara mirarla por

es la peor amig

dulzura que sabía perfec

stosa que he tenido.

baño, cerrando la puerta con un go

*

aunque no estaba dispuesta a admitirlo. Fernanda me esperaba junto

satisfecha-. Ahora

-repliqué, empujándola suavemente

, casi me caerías bien -respondió ella,

erezosamente bajo las luces de neón, como si formara parte del bullicio eterno. La

rpadeando sin cesar. La cacofonía incesante de voces, pasos y música se fusi

ría ya debe estar esperand

repliqué mientras revisaba que mi bata estuviera doblada en el bolso-. Un dí

da con una sonrisa traviesa-. Por algo est

hizo un gesto de "¿qué?" y siguió caminand

púrate -dije, adelantá

erar un ratito más -respondió, con una risa lige

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