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Historia

Capítulo 5 5

Palabras:1287    |    Actualizado en: Hoy, a las 12:32

do años para esto. Mis manos se enredaron en su camisa, sus dedos ex

caricia. Me alzó con facilidad, llevándome por un pasillo hasta

pie junto

, y tiró lentamente de

el hasta quedar a mis pies. Estaba tem

siempre. Había algo reverente en su tono, como s

e descubría como si fuera un tesoro. Yo también lo toqué, explorand

tó en la cama,

le

ica

a era una d

o, una c

aliento. No había prisa. Solo necesidad, deseo y un tipo de c

e hizo suya, lo hizo

ritó su

xigió r

nza con su tact

, profunda, cargada de ese

i ya no pudiéramos fingir lo qu

, mientras respirábamos ent

iendo al mismo ritmo, y la sospecha silen

ave me golp

obre

es ventanas. Estaba en la cama, desnuda bajo las sábanas revueltas. A mi lado... nadi

bruma del sueño, del deseo, del calor que él h

puedes quedar

omo una cuchilla. Fría

con una camisa blanca impecable, el primer botón ab

n comprender. Lo

qué estás

trabajo. Y yo no quiero vol

dolía con el eco de su cercanía, pero sus palabr

andr

una mirada gélida-. Te

aliva, i

e que ver con lo

ente, como un depredador ca

pulso. Un favor que me hiciste con esa maldita foto. -Su sonrisa fue

suya era como una descarga elé

o que signi

e rió sin humor-. Fuiste tú la que cruzó la línea, Iskra. Tú enviaste esa

an asomar, pero la

pa. Yo no pedí esto. ¡No busqué esto! -espe

o vuelvas a confundirte, Iskra. Yo no soy un héroe. No soy un hombr

a vulnerabilidad. Me vestí con los restos de dignidad que aún m

ó. No se disc

apatos y tomé mi clut

un mis

Pero tranquila. A las dos nos queda algo: tú tu

pero su sombra me si

a tra

, sola, pero el dolor era de dos. El vestido de la gala seguía arrugado a mis pie

s de mis ojos húmedos, pero aun así marqué el únic

ó Lucía, con voz

ué s

favor...

na exhalación y el

os. Llego en pijam

moño mal hecho y una botella

l mediodía si te rompieron el a

indar desde anoche -respondí, se

on atención, con esa mezcla de ternura y rab

pasó,

mí c

mandíbula talla

ese m

a mi lado y sirvió dos copas. Me

¿

o largo ante

as que... me hicieron sentir como si fu

ó los labios

ta ma

to olvidado. Me dijo que no quería verme más en su

quedó c

é ca

empleada. Que me metiera eso en la cabeza. Y que si me sentía

ó, golpeando la copa contra la mesa sin

ue... desprecio. Como si me

tomó de

o sabe cómo manejar lo que siente. Y tú,

o qué

r mujer. Tú no te derrumbas por un

í me d

me a

. Con labios rojos, vestido impecable

. No puedo verlo. No sé si

se arrepienta de haberte subestima

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