img Jugando con el Ceo  /  Capítulo 4 4 | 80.00%
Instalar App
Historia

Capítulo 4 4

Palabras:1134    |    Actualizado en: Hoy, a las 12:31

sto el vestido negro con la abertura lateral y los tacones de aguja que él

te abrazaba mis curvas. Y mi cabello, suelto en ondas suaves, me hacía sentir una versió

g-d

rado. El corazón en la garganta.

orbata delgada, mirada fija en mí.

ró-. Sorprendent

e me asusta -respondí c

che no hay marg

mí o

a lo

ja se extendía desde la entrada. Luces, cámaras, flashes. Era otro m

uto, Leandro s

señorit

ra esto, s

de su brazo mientras avanzábamos. Su cuerpo irradiaba autoridad. Dominio. Era

es tenues, música instrumental y demasiadas

ntes de cruzar las

jo de pronto

erd

tas. No tengo ca

recordando el archivo

erde. A su lado, Isabella Bruni, viuda, maneja acciones en bienes raíces. A

una peq

na joya

a noche estarán los inversionistas de Orlan

ento a whisky bara

na sonrisa-. Pero también estará su hija, la que

dro

sta para ir al baño. Perfecto.

. Ella tiene veinte años menos y la costumbre

-preguntó sin mirarme, pero con

tiras un mal

as de cristal colgando como racimos de estrellas, mesas redondas con mant

os-. Te va a hablar del petróleo en Bolivia. Di qu

na en est

esentó como su mano derecha. Algunos hombres me miraron c

ida, hasta que llegó el mom

armas. Cuchillos a la derecha, tres tipos de

, se inclinó apenas hacia

haz lo q

grave lo que me hizo estremecer. Pero asentí. Lo obs

necesitaba. Pero lo que realmente me descolocó fue cómo Leandro me

moderno, Leandro se levantó de su asiento. Se acercó a mí,

a con

buena

s, pero igu

a invisible. Todo en él era dominio. Todo e

do me giró hacia él, sus dedos se cerraron en mi cintura con decisión. Me a

que odia estas cosas -le dije

lguien que d

ue no supi

el baile o...

os. No le daría

noche, Iskra -susur

erás a ignorarm

e deje tan marcada qu

el salón parecía haberse comp

tenert

and

entirte.

unta. Fue un

ía cada vez que él me hablaba as

Largo.

la maldit

son

izo, supe que

lo su mano en mi pierna, su mirada fija en la mía

llegar a su departamento -un ático con vista a la ciudad, paredes

stido brillando bajo la luz tenue. Él me o

tenga -dijo, ca

y a ha

nces m

ó la mía con hambre. Su lengua pidió permiso y lo obtuvo sin resist

as, susurros y piel encendida, las palabras desaparecieron. No éramos jefe y asistente

e la ciudad, me dejé llevar. Sin

nos

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY