img El CEO infértil y su Esposa millonaria.  /  Capítulo 4 Ecos del corazón. | 19.05%
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Historia

Capítulo 4 Ecos del corazón.

Palabras:1171    |    Actualizado en: 09/06/2025

ítu

el cor

e abrieron sin aviso previo. El olor estéril del desinfectante apenas logr

ta por un instante...

el día anterior, y esa expresión sombría que mezclaba arrogancia, agotamiento y algo más. Algo que no

raría del hombre que una vez doblegó los índices bursátiles con una

a erguida sobre una pila de almo

xtendiendo una mano débil para acariciar los pétalos-. Siemp

ercó a la mesita de noche

ción, junto al perchero con los sueros y monitores, fingiendo leer el i

día m

bía h

sfera cambió desde el segundo en que él cruzó el umbral. Como

preguntó Ellio

e fuera un segundo. Esa mirada gélida, inqu

por haber tartamudeado-. Pero aún es pronto para dar un pronóstico completo

podré lleva

eciera a su voluntad. Como si la muerte mi

informe. Sus dedos tensos

. Y aunque esté estable ahora, no podemos arriesga

acia ella. Muy cerca. Tanto que per

que le recorrió la espalda. No por

. -leyó su apellido

dijo sonaba a jui

l historial clínico, revisó la vía intravenosa de Margare

rde para el con

Su mirada... fuerte,

a atravesarla so

ción, de su mirada, de sí misma. De ese golpeteo insoportable

iendo revisar otra historia médica, pero en

tación, Elliot se

de quien ha visto demasiado para de

scolocado

hacia ella, como des

ue

es la mandíbula tensa, como cua

entó junto a la cama, mira

ero... creo que ya

on una media sonri

a reconoce ante

ierto era que no podía sacarse esa imagen de la cabeza. El rostr

o poder co

ías p

omía menos y pasaba horas encerrado en llamadas con inversores que cada vez

elegancia. Yessica le hablaba de música, de libros, de medicina... y entre sus manos, l

u tensión-. No solo por los cuidados. Sino por tratarme

ca so

las reinas también pu

gestando. No solo en su cuerpo enfermo... sino en la vida de aqu

tambalear cuando el corazón se ve obli

do la silueta de Margaret mientras Yessica le acomodaba el resp

ra, con una sonrisa que iluminaba su

aún frágiles, tomaron los de

sentir viva. Tú no me temes,

hó la cabeza

ser honesta,

os-. ¿Tienes a alguien? No he visto un anillo en tu dedo... y me parece

ó una risa s

o la medicina. A mis pacientes. Pero si se refiere al amor de pareja... estoy

ó la cabeza.

iego... o

nte -respondió Yessica, en

a no nece

nía una pureza que pocas veces había presenciado. Y por primera vez, deseó vivi

o es el poder... sino cuando este

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