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Historia
Tu dragón

Tu dragón

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Capítulo 1 Hunter

Palabras:1644    |    Actualizado en: 14/05/2025

dad en su moto. Cada vez que montaba aquel vehículo, sentí

ad de la noche, la vio: u

ecía bajo la tenue luz, y llevaba una bata casi transparente que le llegaba hasta las

cían ebrios. Sin pensarlo demasiado, Alexander frenó la moto de forma brusca, i

ndo aquí? -preg

ieron un paso hacia adelante. Instintivamente, la

hablando con la chic

lo pareció -replicó A

. No sabes nada -le reclamó

No entiendes nada

que llevaba en la cintura, disparó un tiro al

conmigo.

oz lograron que los hombres sal

aba muy pálida, al borde del colapso. Instintivamente,

a, buscando señales de drogas, alcohol o algu

asi en un hilo de voz, si

rastaban contra su piel de porcelana. Bajó la mirada a su coronilla; al apartar

daron en

o la voz, mientras su cuerpo reaccionaba al tenerla ta

-murmuró ella, bajando

. Pensó que tal vez estab

do la cabeza en dirección a donde habían huid

ayéndolo hacia ella-. Desperté en un callejón. Me dolía mucho la cabeza. Traté de pedir ay

s así: amnesia por trauma. Pero e

evidente que alguien había querido ma

o a una estación de policía? -preguntó,

alguien que la quería muerta y ella no reco

llame a algu

ordar su nombre, mucho

as cuales bajaron algunos de sus hombres. Al ver su nerviosismo, Alexa

incómoda en sus brazos, intentand

taciones. Le doy al cliente justo lo que pide, y ahora estamos en plena ent

igmática, guardián de su vida pocos minutos antes, resultaba ser

uró, intentando apartarse; su cu

con gravedad protectora, la

co un lugar donde sanarán esa her

un barrio solitario de madrugada. La imagen de los hombres ebrios cern

ceptó al fin,

e cuero, pesada y tibia, y le ajustó el ca

zos -indicó mie

ada curva. La cercanía de Alexander, su olor a cuero y gasolina de

l murmullo de máquinas médicas, Isabella sintió que el mundo giraba. Alexander sost

queñas punzadas de dolor, pero también la reconfor

la pared para evitar miradas indiscretas. Isabella, aún en pijama, notó el j

ibró. Con discreción, abrió la solapa de su saco y sacó el móv

ó: ¿Lancaster? Algo resonaba en su mem

hombres descargan en quince minutos. Solo hubo un con

léfono, frotando distraídamente

abandono a quien lo necesita,

ía a la normalidad. Al posar la mano en

te de su silencio,

mientras cobro el pago. Después resolvemos tu id

El no dejó de mirarla con ojos q

uta: él rozaba los 1,90 m, ella no llegaba al metro sesenta. Con la excusa de revisar la her

ccionará el auto. Quédate aquí

a una mansión de tres pisos, imponente y silenciosa, Alexander

rrar los ojos. Algo en aquella ca

de la camioneta y dio unos pa

eguntó una criada, severa-. ¿Sabe cómo la hemos b

nombre, pero no entendía por qué aquellos muros le

o escaleras adentro. La puerta de

tió Isabella, cont

o se casa hoy. Un escándalo tras la muerte

a regañadientes y la peinaron y ma

la puerta hizo qu

ristocrático: cabello oscu

rugió, la voz cargada de reproche-. ¿Mis ór

aba de abrir los ojos -inform

él, conteniendo

ando a Hunter y a Isabella

azos la envolvieron

ncia. Pero con mi próximo matrimonio con Vivian, mi mente estaba dispersa

la garganta

bien

bajó la frente hacia ella, embelesa

e? -exclamó, la sorpresa y el horror en

Ese matrimonio es solo un negocio. Vivian tie

u aliento roz

el vino, eliminaremos a los gu

la pal

r, con voz baja y peligrosa-. Y ese hombre ja

las? -balbuceó

placable-. Yo fui tu primer amante

ezó a abrir su bata para consum

rcer golpe reso

la señorita V

contuvo e

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