impedía derrumbarse. No podía llorar. No allí. No en la Torre De la Vega. Sa
cibió con una brisa fría y el cielo cargado de n
con manos temb
To
rente al café
cuestionaba. A diferencia de Alejandro, él se había quedado
marcha, se permitió derrumbarse. Apoyó la frente contra el vidrio, conte
creyó. No
? -preguntó Tom
ntió sin
ra dado una mala noticia. Co
é va a
con Isabella Mo
e. Pero no dijo nada. No era el momen
desde que Valentina salió. El ultrasonido seguía sobre la mesa. Blanco
rió. Isabella v
tu torment
to -respondió
ras se acercaba-. Si va a venir con la historia del "pobr
la obser
cuch
falta. Tu car
tomó el ultrasonido con una sola mano
o lo que construimos por un embarazo imprevi
ijo él con la
? ¿Está
ió fue suficiente pa
ere, te necesita. ¿No ves lo obvio? Usó al ni
umpió él, con voz
o un paso a
yo -remarcó la palabra como una duda venenosa- entonces deberías a
resp
a del clima-, aún hay tiempo. Es temprano, ¿no? Ocho semanas.
lentamente la c
que le pida a Val
i hablara de cambiar l
n inteligente. Esa mujer te hundió una
etrás de sus ojos. No de forma dramáti
donde viviría con Alejandro una vez casados. Su reflejo era impecable. Cada cabello e
ent
a hecho antes. Alejandro no había sido el mismo desde q
pasado. Ni emocional ni legalmente. No después de haber invertido años en con
éfono y llam
¿
í, la exesposa de Alejandro. Que no note nada. Sol
us
e una prueba... o algo más... q
irvió una c
perder.
esarios, políticos. Todos brindando por la "pareja del año". Pero Alejandro e
imagen en blanco y negro
h
que ahora solo podía recordarla alejándose
o tomó del brazo con s
conmi
ó. Quiso
o dijo