o lo que acababa de descubrir. Los hombres en la cabaña, el nombre en los papeles, la conspiración que parecía atraparla en un laberinto sin salida. Y, sobre todo, Alexander. Un
su expresión: una tensión palpable, un peso sobre sus hombros que parecía más grande de lo que Valeria había imaginado. Sabía que no p
través de los árboles, el paisaje se volvía más sombrío con cada kilómetro que recorrían. Había algo inquietante en todo esto. Un senti
Estaba oculta entre los árboles, casi invisible desde el exterior, como si el mundo entero intentara olvid
guntó, mirando a su a
rave-. Un lugar donde podemos planific
os observaba con desconfianza. Su mirada pasó de Valeria a Alexander,
-preguntó Alexander
o. Era sorprendentemente cálida, con luces suaves que iluminaban los pasillos de madera oscura. A medida que avanzaban, Valeria notó la falta de ventanas en la mayoría de las h
ocupaba el centro de la habitación, rodeada de sillas vacías. Al fondo, en una esquina oscura, un hombre de me
reguntó Valeria, mirando
aciones. En lugar de eso, caminó hacia el
reguntó el hombre, su voz grave, l
Alexander, entregándole u
ervaba la escena en silencio, preguntándose qué significaba todo eso. Mientras el hombre
o ahora es solo la punta del iceberg. Este no es solo un juego entre organiza
ún luchando por procesar to
¿Por qué me estás involucrando? -preguntó,
to, observándola fijamente. Luego, dio un paso atrás y, de repente, la
o tu trabajo durante años, y lo que descubriste por accidente tiene más valor del que imagina
untó. Las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar, pero aún no comp
obre se acercó ahora hacia ellos,
zación ya han comenzado a mover piezas. No solo estamos hablando de los corruptos que tuviste en la mira, Valeria.
ó, como si esper
-preguntó, su
pagó las luces y, al instante, la pantalla frente a ellos cobró vida, mostrando una serie de imágenes de personas, documen
o de las corporaciones que están involucrados. Si seguimos sus movimientos, podremos averiguar quiénes están detrás de todo. Pero hay algo que debem
staba atrapada en una telaraña de secretos, conspiraciones y amenazas que se extendían más allá de lo que podía comprender. El rostro del
-preguntó, su voz firme, aunque su
uros llenos de una determinació
z del problema. Y para eso, necesita
atrás. Todo había cambiado para siempre, y si quería sobrevivir, tendría que conf
r. Y ella sería una de las piezas p