stro, pues es muy alto para mi, preguntas que no puedo responder, no en este
ción esta d
í arreglarme más, maquillarme, hacerme algún peinado, no recuerdo haberme cepillado mis dientes. Una avalancha de pensamientos llegan a mi mente, se supone que deben ser para calmarme pero hacen todo lo contrario. Siento
tan débil?
en mis nudillos, una respiración pausada y los latidos de un corazón que no
mientos, observo que estoy en otro lugar y que estoy recargada casi abrazada en algo muy cómodo, ba
agrade si no todo lo contrario, hace que mi vientre se sienta extraño pues si así tiene las manos c
una tienda de ropa pero solo estamos los dos sentado
desm
e interrumpe -.¿ Eres muda?-, su pregunta me descoloca y cuan
ierro los ojos y los vuelvo abrir -, no soy
di cuenta venía hablando por teléfono y terminé lastimándote-. Me explica y yo solo veo como mueve
su mano para estrecharla con la mía, al sentir la suavidad de su piel siento tan
con el ceño ligeramente
, es momento de marcharme, un poco decepcionada porque no es lo que esperaba, pero ¿Qué puedo pedir?
idante, pero me encanta, me fascina ,me aloca. Muerdo mi labio inferior, me siento tan pequeña frente a
vez y se anime a pedir mi contacto pero cuando veo que eso no pasa comienzo a caminar-. Adiós Alex
orta, haré
o, porque he esperado tanto tiempo para este encuentro y porque ahora que lo he tenido frente a frente es mucho mas de lo que yo imaginaba o llegué a mirar en la
enda que supongo es su seguridad, las encargadas solo me miran y me sonríen
der la compostura, debo de comportarme a la altura de un hombre como él, me pasa que se me olvid
¿
ia prudente, aunque me agrade la idea algo dentro de mi me dice que no acepte y es que la forma
cejas sorprendido por mi rechazo. Sonrío, ¿así que no esta acostumbrado a que lo rechacen?, digo en mis adentros y es que ¿Quién en su sano j
ra que tengo un poco de control en mis emociones no bajo la mirada l
ú n
iente, se moja los labios y mira a su alred
ía por aquí cerc
giro hacia donde provienen los gritos y la veo
elta y comienzo a caminar en dirección a Marlene haciéndole seña con el dedo índice a que
y no contestabas y l
aticando c
tras la sostengo del brazo y
a forma-, le digo exasperada pues echó a perder mi oportunidad de seguir
én es esa persona , p
los guardaespaldas de Alexander me da una pequeña tarjeta, la tomo y la leo, es su número de t
to esta por hacerlo pero antes mira en mi dirección por un momento y a
zo hace poco-, Alexander Santana Toto-. Marlene mira hacia do
W
asta hijos, soy muy ridícula lo sé, pero soy así, intensa, dramática, soñado
lene lleva media hora lamentándose, vamos camino a casa y desde que subimos al auto no ha
un café con él en algún lugar, conociéndonos más, pero no más sin embar
a ti de espaldas, esos malditos ma