sabía que seguían siendo amigas, pero me alegraba mucho ver a Anna. Cuando revisé las cámaras y la
ños", con la esperanza de que algún día nos reencontraríamos. No imaginaba que sería al día siguiente de la apertura. Seguía siendo la misma: esa
e lleva un anillo... ¿Dónde estabas, Liam, todo este t
ios otra vez. Ella sonrió tímidamente, bajando la mirada, y sentí que algo se rompía en mi interior. –Veo que y
ine a comer con mi prometida– respondió con una sonrisa que me produjo un ligero escalofrío. –¿Pero cómo supiste que estaba aquí?– p
antes de que Edgar desviara el tema otra vez. Esa noche, mientras cenábamos, me propuso fijar una fecha para empezar los preparativos. Asentí, aunque el nudo en el estómago me a
dí, incapaz de disimular la sorpresa. –Justo iba a despertarte para ir a correr juntos, tienes que bajar un poco de pe
a de preocupación. –No lo sé... Estoy hecha un lío. Anoche volví a tener pesadillas– le confesé, incapaz de esconder mi tormento. –Esto te pasa desde que empezaste a vivir con ese idiota– dijo Cris con su tono directo, incapaz de contenerse. –
dos emociones que parecen opuestas: una felicidad cálida
sueñes con los angelitos, mejor sueña conmigo. -¡Jajaja, estás loco! -le respon
unto de entrar a casa, una
ve mucha relación con él, solía pasar tiempo con su hermana mayor-. Vi que estabas con
ondí, sin saber
ando con un tono qu
buscando. Me pidió que
en mi mente. Algo en sus ojos me hacía querer
sual, aunque algo en su mirada me hacía
cto se acabara pronto. Sentía cómo se acercaba más de lo necesa
z apenas un susurro. -Sí, mis padres no consiguieron hacer coi
sión no cambiaba. Su mirada era tan
distraerme de la inquietud que crecía en mi interior. -No lo sé