carad
o Lom
ear herederos dignos de sus imperios, mis padres Annette y Lorenzo Lombardi, cumplieron con este deber hace muchos años, frente a la sociedad, eran un matrimonio sumamente amoroso, cualquiera que los viera pensar
en dirigir los negocios de la familia. El Heredero debía aprender diferentes idiomas, tocar el piano, artes marciales, natación, aprender esgrima. En pocas pa
por eso que cada vez que, había algún evento benéfico debía asistir, ya que era mi obligación hacerlo, como el hijo mayor de Lorenzo Lombardi, no te
r de no estar muy de acuerdo con mi carrera, debo dejar el apellido Lombardi, en lo más alto ya que eso me asegura tener, buenas relaciones con otras empresas. En la universidad donde estudio, es cono
iburón" gracias a mi audacia e inteligencia, para conseguir buenos acuerdos comerciales, si deseas llevar a tu compañía, a hacer la mejor de toda Italia, debes tener presente que
ntes, de hacer cualquier asociación, investigo a mi posible socio, si hay algo sucio o turbio, lo uso p
e puede jugar conmigo n
la Moretti con quien tiempo después, inicié una relación de amigos con beneficio, se hiz
presas se unifiquen, y sean más poderosas de lo que son, por mi parte era, lo que men
me con otras mujeres, no dejaré de ser un mujeriego, porque es lo que esperan de mí, esperan que se
lo? si nunca, me
dad es otra, soy un hombre que no, desea casarse y estar amarrado a una sola mujer, pero es lo que esperan de mí,
, pero logra, calmar mis pensamientos y emociones. Suspiro llevando el líquido ámbar a mis labios, cierros los ojos dejándome emb
relá
spital, como era costumbre, debía asistir a dicha reunión, pero justo ese día, no quería sa
si podía quedarme en casa, en mi interior suplicaba que ella, me permitiera quedarme, pero esa suplica no fue escuchada. Aunque me
dado, al recibir una negativa de mi parte, se dio la vuelta dirigiéndose hacia la puerta, por un momento pensé, que se irían sin mí,
tación, para luego, doblar las mangas de su camisa blanca hasta los codos, por la cual, resaltaban sus fuertes músculos, observando cómo se, tensaban por el enojo, que le había producido mi actitud, prosiguió con su cinturón ancho de cuero negro, sin soltarlo l
noche te demostraré, quién es el que manda aquí, voy a doblegar esa actitud desafiante
nieron muchos otros fueron tantos, y tan seguido que mi pequeño cuerpo, no pudo se
legaste arruinar mi vida. Sólo eres un parásito que lleva mi apellido, más te vale que, desde ahora, se
estas palabras caí en u
e Fla
neada antes de m
vida, no es mi vida,